Cinema

El bar, para mi el bar es mas que un trabajo o un lugar donde ir a tomar un trago, es como un libro de cuentos que nunca acaban, una novela sin final aparente, donde cada personaje cuenta su propia historia. El bar, que puede ser Cinema o no, es un mundo imposible de explorar por completo, nace como un negocio y poco a poco, si los personajes de cada cuento se sienten a gusto, se convierte en un laberinto infinito de historias, quizás sea esta la respuesta a la biblioteca de babel de Borges.
Este blog pretende, contar algunas historias, que suceden o que llegan por accidente al bar, Espero que disfruten leerlas tanto como yo disfruto narrarlas.

lunes, 2 de mayo de 2011

Historia

La noche gris y aguada se termina, ya solo quedan tres viejos hombres, tres viejos y amigos, dos de ellos tomas whisky el gordo solo café.
Termine de cerrar el bar con ellos aun adentro, los dejo quedarse por que plagan el bar de cuentos, y convidan experiencias; ademas no piden mucho, una ronda o dos por cada historia de esas largas.
Con la ultima ronda me tomo también un café, mientras el sol pita el final del partido, según el viejo pico, y se levanto, y nos levantamos, y al principio del día nos fuimos.

jueves, 7 de abril de 2011

Te voy a extrañar

Ahora yaces bajo llaves que no son las mías,
ya no son mis manos las que abren todas tus puertas,
ya no soy yo quien te despierta
horitas antes del atardecer,
Y me pregunto mientras cruzo por tu calle,
¿que sera de ti sin mi?
Aunque los dos sigamos adelante,
Aunque los caminos una ves mas nos separen,
Aunque el destino caprichoso te aleje por ultima ves de mi...
¿Seras fiel a vos?
¿y si voy a tu encuentro, seguirás siendo a quien conocí?
Espero que la vida no te cambie
Ni los nuevos hombres,
Ni los viejos clientes...


Sebas Bellabarba

domingo, 6 de marzo de 2011

El italiano

Los viejos hombres de la mesa 6 cuentan historias de su supuesto pasado, muchas veces son fantásticas o exageradas, pero vale la pena escucharlas. No hace mucho oí la historia de Ferndinando Jusepe, el "italiano", a quien le adjudicaban milagros, o tal vez poderes mágicos, como por ejemplo un pequeño dominio sobre el clima, o habilidades para hacer regresar la electricidad cuando había un corte y super capacidades sobre las telecomunicaciones. También, según estas personas, solía ser poseído por el alma de un guerrero vikingo cuando se veía acorralado por sus enemigos, este alma carente de toda piedad solía amenazar con decapitarlos o hasta arrancarle el corazón del pecho.
Aparentemente un día de verano intentando invocar a los poderes del clima sobre un transformador, una de las columnas se derrumbo, se rompió una pierna y un brazo en el accidente, desde entonces se gana la vida cobrando por traer la lluvia a los campos sembrados de soja.

jueves, 20 de enero de 2011

El Regalo.


Capitulo 1-La casa.

Ese día desperté aturdido, parecía que mi cabeza podía explotar en cualquier momento, trate de ubicarme en el tiempo y el espacio, no supe en realidad donde estaba, como después de una noche de mucho, pero mucho alcohol. No podía reconocer el lugar, trate de recordar pero mi mente estaba en blanco, no encontré ni rastros de mí, ni siquiera pude recordar mi nombre.

Miré a mi derecha, y te encontré, aún dormida, tan tranquila, sonriendo entre sueños, que empezaban a deshacerse esa mañana. Entreabriendo los ojos me abrazaste y me dijiste que me amabas, por alguna razón supe que me estabas diciendo la verdad, me sentí algo más tranquilo y pude creer en esas palabras, lo sabía aún cuando todavía no entendía lo que estaba pasando…

Me levanté lentamente de la cama, sin hacer ruido para no molestarte, descubrí el baño por instinto, o algo parecido, solo sabía que estaba ahí, en la última puerta del largo pasillo, sin poder siquiera reconocer lo que parecía ser mi casa. Me miré al espejo, me descubrí más viejo de lo que me sentía y empecé a llorar, con la desesperación de un niño perdido, que quiere volver a casa.
Pasados algunos minutos, mientras intentaba tranquilizarme te oí caminar hacia la cocina, después preparar el desayuno. Me lavé la cara por última vez y fui a la habitación, me vestí y tome el teléfono móvil que me resulto más familiar. Revolví los cajones de la mesa de luz buscando un nombre, pero solo encontré una pulsera con las iníciales “L R”, entonces tome el celular y mire la agenda pero solo había un número: “Amor” 034… que importa me dije, es el de esta mujer.

Baje las escaleras tratando de no llamar tu atención y cuando casi alcance la puerta de calle, me detuviste regalándome parte de mi identidad.

-Giuli ¿no vas a desayunar?

Gracias pensé, al menos se como me llamo.

-No amor voy a llegar tarde. – Improvise lo mejor que pude

-Tonto es domingo, vivís en las nubes vos- me dijiste burlona mientras tu sonrisa crecía calida y sincera.

Pasamos al comedor y tomamos un café con algunas tostadas, yo trataba de hablar lo menos posible, estaba aterrado.

-¿Te sentís bien bebe?

-si, no, me duele un poco la cabeza- ahora también me sentía un tonto

-¿Por que no te quedas en casa hoy, en lugar de salir a caminar?- así que eso hago los domingos pensé, era mi mejor excusa para salir de ahí.

-Tomar un poco de aire me va a venir bien.

La ayude a levantar la mesa y luego me fui directo a la puerta, no sin antes despedirla con un beso, como correspondía, o como quería, no lo se, pero salí a buscarme a toda prisa.




Idea original: Giuliano Cachiotta
Cuento: Sebastian Bellabarba

domingo, 9 de enero de 2011

Cerré los ojos y le di! le di con el alma, le regale mi verdad

La noche ya venia rengueando y yo otro poco, vos eras una obra de arte creo que oleo.
-Seba, ¿me haces otro? (vaso de fernet, obvio)-Me dirigí al mozo
-Ahí te traigo bestia...
Mientras esperaba el 5to fernesito, me tiraste una pregunta de esas que no agarra ningún arquero y con tanta suerte que pego en el palo y se encontró picando enfrente mio esperando el remate.
Una de esas preguntas que determinan la continuidad o el fin de algo y yo tenia la posibilidad de tirar, de hacerme el boludo y tirar a fuera o meterla sin margen de error.
Como todo buen juego, las posibilidades de pensar detenidamente la cosa, es nula, entonces fue que en la desesperación cerré los ojos y le di, le di de lleno con el alma, esperando que todo se resuelva solo.
Fue tan despechado el tiro que saltaste de la silla como queriendo atrapar la respuesta, golpeando la bandeja del Seba que hizo un chiquero en la mesa de al lado, y la respuesta entro y marque el tanto de la derrota, y esa noche ya no se jugo revancha, no hubo partido de vuelta, y creo que ni siquiera queda posibilidad para jugar un amistoso.
Te fuiste vencida, te fuiste llorando y masticando odio, y se que lo merezco pero vos me pediste la cuota de realidad y yo solo supe cerrar los ojos y pegarle bien fuerte...

Sebas Bellabarba